Esta antología reúne el grueso de relatos del autor, casi todos ellos surgidos de las tertulias semanales que organizaba el Kolectivo Literario Puntos Subversivos, o Kalepesia, durante una época dorada en la que descubrió una capacidad para discurrir ideas y elaborar narraciones que hasta entonces no estaba seguro de poseer. Antes de que la persona que sostiene este libro en su mano decida qué hacer con él, debe considerar que el contenido del mismo no queda enteramente reflejado por su cubierta. Aunque alguna de las historias, como la que le dio título, son altamente paródicas, y ocasionalmente sobrepasan el denominado "buen gusto", suponen un porcentaje escaso, mínimo, entre las demás. Se trata de una obra muy heterogénea, donde el elemento fantástico (habitualmente metafórico pero la mayor parte de veces justificado realistamente) se cuela constantemente, alcanzando e incluso superando ligeramente la mitad del total; donde las circunstancias llevan al límite a los personajes, ahondando en los aspectos más oscuros, temidos, imprevistos... Sin embargo, acaso sí resulta acertada, y mucho, una posible interpretación del título y la imagen escogidos para DIÁLOGOS CON MI POLLA, y es que Alberto Asecas ha hecho lo que le ha salido de ahí, sin comedirse, sin frenarse por nada, intentando ir siempre más lejos. Quien decida leer el libro, tendrá que estar preparado para ello.



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